La música llega a la vida de todo ser humano desde la más tierna infancia. La vemos expresada en los bebés con el balbuceo o cuando producen patrones musicales que escuchan de las madres o del entorno a su alrededor. En la obra “Estructura de la Mente” Gardner cita a los señores Mechthild y Hanus Papusek para darnos a conocer que ellos realizaron estudios donde bebes de solo dos meses de edad pueden igualar el tono, el volumen y el contorno melódico de las canciones de sus madres. Cuando los bebés ya tienen cuatro meses se pueden adaptar a la estructura rítmica dando saltos y brincos con el sonido cuando sus propiedades son creativas.

En la mitad del segundo año de vida los niños emiten sonidos cortos, inventan canciones, música y hacen sonidos con características sonoras. Hacia los tres o cuatro años, los niños prefieren las melodías actuales o de la cultura de ese momento y es cuando se puede aprovechar para introducir un programa de clases en casa, o extracurricular de cómo escuchar los diferentes sonidos del ambiente del entorno, procurando memorizarlos, diferenciarlos y evidenciar un progreso en el desarrollo del oído discriminativo.

Los ejercicios anteriores facilitan el desarrollo de la inteligencia musical la cual es la habilidad de escuchar, apreciar y producir ritmos y melodías. No todos los niños son talentosos, pero si pueden desarrollar diferentes inteligencias de acuerdo con los estímulos que hayan recibido en sus primeros cinco años de vida. Al igual que todas las inteligencias, la inteligencia musical no debe ser confundida con un talento porque ella se manifiesta en todo ser humano mucho antes de nacer.

Considero que es justo a partir de se momento que la inteligencia musical debes ser estimulada y no esperar a que sea tarde y se torne lenta y aburrida. Un niño que ha recibido una adecuada estimulación musical desde antes de nacer probablemente llegue a ser un niño talentoso. La herencia genética también influye en la transmisión de habilidades artísticas de un familiar a otro. No significa que la música sea solo para personas privilegiadas.

Estimular el aprendizaje musical en los niños los ayuda en el desarrollo de la actividad cerebral en los dos hemisferios cerebrales ya que el ejecutar un instrumento lo impulsa a llegar a un pensamiento más alto y a una mayor concentración. Los niños practican el ejercicio de la memorización, la coordinación, escucha, el trabajo en equipo la sensibilización y la libertad de expresar con la música emociones que no expresan fácilmente.

También participar en el desarrollo de la habilidad musical genera el beneficio de adquirir nuevos conocimientos en diferentes áreas en forma acelerada. Según Giorgi Losanov en su libro ““Suggestology and Outlines of Suggestopedy, Gordon and Breach, Nueva York, 1998”, el aprendizaje acelerado contiene los siguientes cuatro elementos básicos:

- El maestro facilitador

- La música

- El juego

- El ciclo de aprendizaje.

En nuestra academia semillas realizamos un trabajo continuo de mejoramiento y avance en la inteligencia musical de los niños, motivándoos a expresar libremente sus ideas, sus pensamientos, emociones y a desarrollar en forma lúdica y divertida un pensamiento analítico y constructivo para el beneficio de la actividad completa cerebral y para proporcionarles un excelente lugar donde puedan convertirse en niños talentosos y seguros de que con disciplina y esfuerzo pueden alcanzar todo sus sueños.