Cuando hablamos de artes plásticas generalmente nos referimos a varias técnicas de expresión siendo los más frecuentes dibujo y pintura.

A medida que los niños crecen va variando su gesto gráfico, claro está que esto depende del ritmo de cada uno y de los aprendizajes previos y motivaciones recibidas.

Entre la edad de un año podemos ofrecer crayolas y permitir al niño el disfrute de mover su mano libremente en varias direcciones induciéndolo implícitamente en la primera etapa del dibujo infantil “el garabateo”. Durante esta etapa que va aproximadamente hasta los cuatro años los trazos de los niños presentan una notable evolución lo que inicio por solo placer empieza a convertirse en una forma de expresión gráfica con una intención clara ya que cada obra que el niño realiza tiene un fin específico y va acompañado de un gesto verbal, es decir el niño pone nombre a sus dibujos.

Sobre los cuatro años el niño se interesa un poco más por plasmar su entorno, sus dibujos son más claros y comprensibles para los adultos, teniendo sus trazos un significado concreto, un niño, mi familia, mi casa, mi personaje favorito, etc. Se inicia una gran motivación por darle vida a sus trabajos y se explora con mayor frecuencia el uso de colores especialmente los vivos.

Al finalizar esta etapa los niños se ven interesados en el detalle, sus dibujos son organizados y definidos, se refleja interés por la ubicación espacial y se da importancia a relacionar el color con la realidad de los objetos.

El dibujo es de vital importancia en el desarrollo de los niños, con él se emprende un nuevo estilo de expresión libre y espontáneo, se favorece la motricidad y creatividad, cada dibujo tiene una clara intención digna de ser admirada.